martes, 19 de noviembre de 2024

Actividades del Miércoles 20/11/24

 


Cuarto año

El Perro de la Esperanza

Diego, Mauricio, Alexa, Said y Mia vivían en el mismo vecindario y compartían una gran amistad. Un día, mientras jugaban en el parque, escucharon un bil ladrido proveniente de un arbusto. Curiosos, se acercaron y encontraron a un pequeño perro asustado, sucio y con una pata herida.

—¡Pobrecito! —exclamó Mia mientras lo acariciaba con cuidado.

—No podemos dejarlo aquí —dijo Diego decidido.

Entre todos, lo llevaron a casa de Alexa, quien siempre había querido ser veterinaria. Con la ayuda de su mamá, limpiaron al cachorro y le pusieron una venda en su pata.

—Lo llamaremos Esperanza —propuso Said, y todos estuvieron de acuerdo.

Pronto, el perro se recuperó y comenzó a mostrar su alegría. Pero también era una gran responsabilidad. Alimentarlo, pasearlo y asegurarse de que estuviera feliz requería tiempo y esfuerzo. Al principio, todos ayudaban, pero pronto Mauricio y Diego comenzaron a faltar a las citas para pasearlo.

No es justo que siempre lo hagamos Alexa, Mia y yo —dijo Said.

Alexa tuvo una idea. Durante el fin de semana, organizó una reunión donde hablaron sobre el maltrato animal y la importancia de cuidar a las mascotas.

Tener un perro no es solo jugar con él. Necesita amor, comida y cuidados. Si no estamos comprometidos, es como maltratarlo —explicó Alexa.

Las palabras tocaron los corazones de Mauricio y Diego, quienes prometieron ser más responsables. Desde entonces, los cinco amigos trabajaron en equipo para cuidar a Esperanza, aprendiendo que las mascotas no solo traen alegría, sino también enseñan valores como la responsabilidad y el respeto.

Así, Esperanza se convirtió en el símbolo de su amistad y un recordatorio de que el amor hacia los animales se demuestra con acciones, no solo con palabras.




PRIMERO DE PRIMARIA



TERCERO DE PRIMARIA



viernes, 8 de noviembre de 2024

Actividad del 08/11/24

 



El Perro Fiel y el Conejo Astuto

Había una vez, en una granja tranquila, un perro llamado Max y un conejo llamado Tito. Max era conocido por ser el guardián leal de la granja. Cada noche, mientras todos dormían, Max recorría el lugar, asegurándose de que no hubiera peligro. Tito, en cambio, era astuto y le gustaba explorar la granja en busca de aventuras y pequeñas zanahorias.

Una noche, Tito escuchó un rumor de que un grupo de zorros planeaba robar la comida de la granja. Rápidamente, saltó de su madriguera y fue en busca de Max. Cuando lo encontró, le susurró: "Max, debemos proteger la granja. Los zorros vienen esta noche."

Max asintió, agradecido de que Tito, aunque no era un guardián como él, le hubiera contado la noticia. Ambos decidieron hacer guardia juntos. Mientras Max vigilaba las entradas principales, Tito usó su rapidez para moverse por los rincones, alertando a los animales que dormían.

Esa noche, los zorros llegaron, pero no lograron pasar de la cerca. Max ladraba con fuerza y Tito saltaba de un lado a otro, mostrándoles que estaban bien preparados. Después de mucho intento, los zorros decidieron irse.

Al amanecer, todos los animales de la granja celebraron a Max y Tito. "Gracias por cuidarnos", les decían. Max, orgulloso, miró a Tito y le dijo: "Gracias por ser mi amigo y confiar en mí."

Desde ese día, Max y Tito fueron conocidos como el equipo más leal y valiente de la granja. Aprendieron que la lealtad no solo significa proteger, sino también confiar y apoyarse mutuamente, incluso si uno es un perro guardián y el otro un pequeño conejo.

Y así, Max y Tito siguieron cuidando de la granja, unidos por una amistad leal e inquebrantable.