El viaje de los pequeños misioneros
En la escuela "Santa María", los niños de cuarto de primaria estaban muy emocionados. La maestra les había contado sobre un nuevo proyecto: Las Misiones. Cada año, los alumnos tenían la oportunidad de convertirse en pequeños misioneros y ayudar a una comunidad cercana que necesitaba apoyo.
Ana, Carlos, Lucía y Diego estaban listos para el reto. La maestra les explicó que no solo se trataba de llevar cosas, sino de llevar alegría, esperanza y amor. "Ser misionero significa ser un amigo para quienes más lo necesitan", dijo la maestra con una sonrisa.
El primer día de la misión, los niños prepararon con entusiasmo cajas llenas de alimentos, ropa y juguetes para los niños de la comunidad. Pero también hicieron algo más: escribieron cartas llenas de buenos deseos y oraciones, deseando que esos niños se sintieran amados y acompañados.
Cuando llegaron a la comunidad, los niños notaron que muchos de los niños allí no tenían lo mismo que ellos, pero todos los recibieron con abrazos y sonrisas. Ana le regaló un dibujo a una niña pequeña, y Carlos organizó un juego de fútbol con otros niños. Lucía se sentó a leer cuentos, mientras que Diego enseñaba a hacer aviones de papel.
Al final del día, los pequeños misioneros comprendieron que, aunque habían llevado cosas materiales, lo más importante había sido el tiempo que compartieron y el cariño que ofrecieron.
Al regresar a su escuela, sabían que habían hecho algo muy especial. No solo habían ayudado a otros, sino que también habían aprendido que el amor y la solidaridad son las verdaderas misiones que todos pueden llevar en el corazón.
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