El Vuelo de Valentina
Había una vez en un bosque mágico un pajarito llamado Valentina. Desde que era pequeña, Valentina soñaba con volar más alto que nadie y explorar el mundo. Un día, sus alas crecieron lo suficiente, y su mamá le dijo que ya podía empezar a volar sola.
"Recuerda, Valentina," dijo su mamá con cariño, "la libertad es un regalo precioso. Pero volar libre no significa que no debas seguir reglas. El cielo es grande, pero también tiene sus límites."
Emocionada, Valentina salió volando, sintiendo el viento en sus plumas y disfrutando del sol en su cara. Volaba de un árbol a otro, saludando a sus amigos los conejos y ardillas. ¡Qué feliz se sentía!
Pero mientras volaba, Valentina escuchó un grito fuerte. Miró hacia abajo y vio a un grupo de pajaritos pequeños jugando. Uno de ellos, un pajarito llamado Tito, gritaba muy fuerte, tratando de que todos lo escucharan. Valentina descendió y se posó junto a ellos.
"Tito, ¿por qué gritas tanto?" preguntó Valentina.
"Quiero que todos hagan lo que yo digo," respondió Tito.
Valentina pensó un momento y luego dijo: "Tito, gritar no es la manera de ser escuchado. En el cielo, todos los pájaros vuelan libres, pero seguimos reglas para no chocarnos. Es importante hablar con calma y escuchar a los demás."
Tito bajó la cabeza, entendiendo el consejo de Valentina. Desde entonces, Tito aprendió a hablar con respeto, y los demás pajaritos lo escuchaban más.
Valentina siguió volando, disfrutando de su libertad, pero siempre recordando que ser libre también significa respetar a los demás y seguir las reglas para que todos puedan disfrutar del cielo. Así, Valentina fue feliz volando por el mundo, libre pero siempre respetuosa.
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