El Simulacro de Sismos
Era un día soleado en la escuela primaria "Los Valientes". Mario, Patricio, Sarah, Diego y Emiliano estaban emocionados porque ese día se realizaría un simulacro de sismo. Sin embargo, algunos de ellos no lo tomaban muy en serio.—¡Vamos a divertirnos! —dijo Patricio, riéndose mientras jugaba con su balón.—No es solo un juego, Patricio —respondió Sarah—. Es importante que aprendamos qué hacer en caso de un verdadero sismo.Diego, que siempre había sido muy responsable, se unió a la conversación.
—Sarah tiene razón. Los simulacros son para prepararnos. Si un día ocurre un sismo real, debemos saber cómo protegernos.Emiliano, que estaba más interesado en su videojuego, intervino.
—¿Y si no pasa nada? Solo estamos perdiendo tiempo.La maestra, la señora López, escuchó la conversación y decidió intervenir.
—Chicos, permítanme contarles una historia. Hace unos años, en una ciudad cercana, ocurrió un sismo fuerte. Muchas personas se asustaron porque no sabían qué hacer. Algunos se quedaron paralizados, mientras que otros corrieron descontroladamente. Aquellos que habían practicado simulacros pudieron salir de sus casas y refugiarse en lugares seguros. Por eso, es vital que tomemos en serio estas prácticas.Los alumnos, al escuchar la historia, comenzaron a entender la gravedad de la situación. Mario preguntó:
—¿Entonces, si no practicamos, podríamos estar en peligro?—Exactamente —respondió la señora López—. Los simulacros nos enseñan a mantener la calma y actuar rápido.Finalmente, la señal del simulacro sonó. Todos los alumnos se levantaron rápidamente. Mario, Patricio, Sarah, Diego y Emiliano se dirigieron hacia la salida, siguiendo las instrucciones de la maestra. En el camino, se dieron cuenta de que era importante estar alerta y actuar en equipo.Al llegar al lugar seguro, la señora López les sonrió.
—¡Bien hecho! Recuerden, en un verdadero sismo, la calma y la preparación son clave.Después del simulacro, los cinco amigos se sentaron juntos.
—Ahora entiendo por qué es tan importante —dijo Emiliano—. Si no sabemos qué hacer, podemos ponernos en peligro.—Sí, y además, podemos ayudar a otros —agregó Diego.Los amigos se miraron y sonrieron. Desde ese día, decidieron que siempre tomarían en serio los simulacros de sismo, porque sabían que su seguridad y la de todos dependía de ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario